Nuestra historia

Nuestra historia

Lo nuestro con el Palacio Ico fue un flechazo.

Conocimos este edificio en nuestros primeros viajes a Lanzarote en 2005. Desde ese momento, todos los años veníamos de vacaciones a la isla para disfrutarla, normalmente en la espectacular playa de Famara, y siempre visitábamos este edificio, atraídos por su belleza. Por entonces, el palacio era una tienda de mobiliario asiático cuyo el patio se podía visitar.

Un día decidimos que la rutina en Madrid nos estaba exprimiendo y, aunque Madrid nos encanta y siempre que podemos volvemos, necesitábamos tomar decisiones. Al ver lo rápido que crecía nuestra hija, nos apetecía dar un cambio de vida para que ella pudiera disfrutar al aire libre el mayor tiempo posible.

Es así como empezó nuestra búsqueda del lugar idóneo en el que empezar nuestra nueva vida.

Como apasionados viajeros que somos, recorrimos el mundo, de Australia a Costa Rica, en busca de nuestro nuevo hogar, pero no encontrábamos lo que buscábamos.

Finalmente decidimos probar en Lanzarote, esa isla que nos fascinaba y a la que siempre volvíamos. Así podríamos mantener nuestros negocios más fácilmente.

Llegamos a la isla sin nada más que el colegio de nuestra hija y desde ahí empezamos la búsqueda de nuestra casa y demás…

Una vez instalados en la isla, una vez más, visitamos el Palacio Ico, sin más intención que disfrutar de él de nuevo, pero conocimos a Índigo, ex propietario del edificio, con el que entablamos muy buena amistad.

Al cabo del tiempo, tras valorar la singularidad del edificio y sus posibilidades, decidimos lanzarnos a crear el proyecto actual del Hotel Palacio Ico, manteniendo toda su esencia pero impregnándola del alma artística que Heidi Bucher (la madre de Índigo y artista suiza consagrada) también observó cuando lo compró allá por 1980.

A finales de 2017 abrimos las puertas de nuestro Palacio Ico, haciendo realidad nuestro sueño.

Desde entonces nos esforzamos para que sea un lugar de referencia, no sólo por la belleza del mismo y sus amplias habitaciones, que mantienen los espacios originales, sino también por ser un lugar de referencia artística y cultural. Un refugio para almas sensibles que quieren descansar en un lugar único.

Sonsoles y Eduardo